Ou
« Las tres hijas hilanderas de la muerte »
Cogieron mis viejos amores su camino,
Se fueron caminando en la soledad.
Cabeza gacha, polvareda en la mirada,
Brazos caídos a los lados, en agonía
Y los pies sosteniendo apenas su cuerpo.
Camino largo y el pesar también,
Emociones y recuerdos
En las tormentas quedarán.
Escondieron su dolor y su pena
Pero hacia la derrota desfilan,
Tal vez a la muerte, la muerte de la muerte,
Que no se puede remediar.
La muerte de la vida es un castigo,
Para aquellos que ni la locura ni el fuego
No alcanzan a quemar
Y la muerte en vida es la sentencia
Que sin amor debo asumir.

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