Amigo sin límite de la amargura,
Y cómplice leal de la melancolía,
En maestro del silencio te cambias
Cuando privas las palabras del sentido.
Si indagas al tiempo que se ha perdido
Gritar puedes a lo desconocido
Que en la soledad la paz encuentras
Y en la nostalgia tu único refugio.
Silencioso es el deambular y sin regreso el camino.
Me acerco a ti, calma y con sigilo,
Despojarte quiero de tu ausencia,
De tus sombras, de tu semblante duro,
Darte mi calor, refugiarte en mi abrigo.
Dame tu desnudez, tu dolor tu confusión,
Mi pasión te doy, mi alma y mi cuerpo
Juntos quizás podremos sustraer del silencio
Todo el amor que en su tristeza a escondido.

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