–Debe ser hermoso ser un ave. ¿En dónde existe la esclavitud cuando se tienen alas? En la oscuridad nocturna perdemos la capacidad de volar. Alas que no son manos, plumas que no son piel y un sonido mudo que no permite hablar.
–¡Antes de morir la luz volverán a su encierro! En las nubes densas que rodean mi torre y dibujan mi paisaje de gris. Harán su hogar o morirán en tierra…
–No entiendo las palabras de este señor… ¿Es acaso tan poderoso que los dueños del viento deben inclinarse temerosos ante él?
–¡Oh! Por supuesto que sí. De día somos libres, inalcanzables, únicas. Pero el nacer de la noche trae consigo desgracia, y la torre será refugio del viento y la lluvia.
–Morirán en picada de no atender el mandamiento, inmóviles, aguardando el momento de volver a partir. Desobedezcan y serán arrastrados a las tinieblas, perderán la vista y…
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